No sé si es algo que busco, de manera inconsciente o que, con el paso del tiempo, el tipo de clientes con los que trabajo suelen responder a determinado perfil. Bueno, «perfil» no es una buena palabra. Mis clientes, cada vez con más frecuencia, me demuestran que son, básicamente, buenas personas y pronto dejan de ser «sólo clientes», para ser casi amigos. Cada visita al estudio de Esther y David comienza como una cita profesional y suele terminar como una charla de un montón de temas. A veces, hasta con algunas cañas por ahí. Lo de buena persona Esther no puede negarlo, por el simple motivo de que siempre tiene la sonrisa franca en la cara. Y David, lo mismo. Tanto en el aspecto profesional como en el personal, está dispuesto a echarte una mano en lo que necesites. El día de su boda, no hicieron otra cosa que comportarse – conmigo y con todos los demás – tal y como son: sensibles, honestos y dispuestos a divertirse, a pasarlo bien. A disfrutar de su día. El reportaje, fresco y tan «de cara» como son sus protagonistas, con el Hotel D. Fadrique (Alba de Tormes) y la capilla desacralizada del Palacio Fonseca como escenario. La comida, excelente y la sesión de post boda en las ferias, al anochecer. Técnicamente muy complicada, pero con unos resultados diferentes a lo que solemos ver habitualmente. Sin olvidarnos, por supuesto, del fantástico vídeo de Carlos Lorenzo Rubio. Que la disfrutéis